Ya os lo había comentado, ¡qué me gusta un sábado de mercado! Te vas y ves todo el género, fresco, recién cogido... variedad y calidad. Vas planificando el menú para toda la semana e incluso para llenar los cajones del congelador. Y luego una cervecita con tapa en el bar del mercado, con una carta del día, cocinada con el género recién llegado a la plaza a primeras horas de la mañana. Después un café y has echado la jornada y vuelves lista para el delantal. Que a quién no le guste la cocina se llevará las manos a la cabeza, pero yo me vuelvo contenta.
Pues ese fue mi plan del sábado y además en el Mercado del Carmen, en Huelva, mi preferido, y con visita a la familia que ahora, con el peque tan pequeñito, nos resulta muy difícil hacerlo a menudo. Así que muy bien, que me he traído cositas que os iré enseñando los próximos días. Como este atún.
Cuando vas al mercado, aunque lleves ideas preconcebidas, siempre tienes que ir un poco abierto a lo que te va a ofrecer y eso es otra de las cosas que me encanta de comprar allí. Lo que quiero decir es que, según el día que vayas, hay más de unas cosas que de otras, según lo que ha llegado a la lonja. Sobre todo en el pescado. Si piensas comprar sardinas, por ejemplo, de repente ves que todos los puestos tienen mejores caballas y a mejor precio y sobre la marcha cambias el menú.
Otra cosa que hay que valorar es la hora a la que irás a comprar. Si sabemos que queremos hacer y vamos buscando una cosa concreta, lo mejor es ir a primera hora que seguro que encuentras más fácil lo que buscas, siempre hay algún puesto que lo tiene. Por otra parte, si vas a última hora, justo cuando empiezan a recoger, puedes encontrar verdaderos chollos ya que los puestos van "soltando" el género que no quieren volver a meter en los frigoríficos y si vas un sábado, todavía más porque hay cosas que no podrán volver a exponer después del fin de semana, así que al final del día rebajan los precios, o te ofrecen más cantidad... "venga, que ya lo tengo a 10 euros", "llévate lo que queda y te lo cobro como un kilo"... Muy a tener en cuenta, de verdad.
Otra cosa que hay que valorar es la hora a la que irás a comprar. Si sabemos que queremos hacer y vamos buscando una cosa concreta, lo mejor es ir a primera hora que seguro que encuentras más fácil lo que buscas, siempre hay algún puesto que lo tiene. Por otra parte, si vas a última hora, justo cuando empiezan a recoger, puedes encontrar verdaderos chollos ya que los puestos van "soltando" el género que no quieren volver a meter en los frigoríficos y si vas un sábado, todavía más porque hay cosas que no podrán volver a exponer después del fin de semana, así que al final del día rebajan los precios, o te ofrecen más cantidad... "venga, que ya lo tengo a 10 euros", "llévate lo que queda y te lo cobro como un kilo"... Muy a tener en cuenta, de verdad.
Pues este fin de semana, el protagonista de la plaza era el atún. Daba gusto ver los lomos cortados a lo largo o a lo ancho pero rojos, rojos, con un brillo y un brío propios del buen pescado. Y cuando hay mucho que ofrecer, se ofrece a mejor precio. Sin infravalorar la mercancía, claro.
Pues uno de esos lomos ha acabado en mi frigorífico. La idea era usarlo como plato principal un día y el sobrante para una cena, ya os iré contando. Hoy vamos al atún con tomate, muy típico también en las casas onubenses que merece la pena probar.
En general, el secreto de este plato es elaborar un buen tomate. Yo os voy a contar como lo hago yo, que cada maestrillo tiene su forma y cada cual tiene su manera, pero os invito a probarlo, veréis que está bueno. Vale, hay en el mercado tanto tomate frito ya o triturado, que nos ahorra el trabajo que ¿quién se pone? Pues yo lo recomiendo cien por cien, que el sabor es otro, de verdad. Y ya si lo vamos a hacer una sola vez, mejor en verano entonces, cuando los tomates están de verdad rojos y sabrosos. Um, que bueno.
Por cierto, que el tomate que compré venía de aquí al lado, era de los Palacios. El vendedor me alababa sus propiedades, que son muchas y, las cosas como son, están muy buenos. Y ya cuando le dijimos que vivíamos aquí, en Dos Hermanas, entendió que no hacía falta la publicidad. En general, toda la fruta en Los Palacios es buena pero los tomates tienen una calidad extra. En verano, que es el tiempo, suelo ir a comprarlos a las cooperativas que hay (del agricultor a casa) y es un placer probarlos, saben a tomate de verdad, jugoso... de esos que cada vez es más difícil encontrar.
Por cierto, que el tomate que compré venía de aquí al lado, era de los Palacios. El vendedor me alababa sus propiedades, que son muchas y, las cosas como son, están muy buenos. Y ya cuando le dijimos que vivíamos aquí, en Dos Hermanas, entendió que no hacía falta la publicidad. En general, toda la fruta en Los Palacios es buena pero los tomates tienen una calidad extra. En verano, que es el tiempo, suelo ir a comprarlos a las cooperativas que hay (del agricultor a casa) y es un placer probarlos, saben a tomate de verdad, jugoso... de esos que cada vez es más difícil encontrar.
Vamos ya con los ingredientes:
- 6 ó 7 tomates rojos. Como vamos a elaborar nosotros el tomate y como el pescado es lo último que se echa, podemos hacer más tomate si queremos para utilizarlo en otros platos ya que la base será la misma y podemos guardarlo durante unos días, hacer conservas o congelarlo.
- Un pimiento verde.
- Una cebolla fresca (o dos, si son tan pequeñitas como las que yo tenía).
- Un par de dientes de ajo.
- 6 granos de pimienta negra.
- Una hoja de laurel.
- Una cucharada colmada de comino en grano.
- Una pizca de azúcar.
- Caldo vegetal.
- Aceite.
- 750 gr de atún cortado en dados.
Vamos a hacer el tomate. Lo primero que haremos es quitarle la piel y triturarlo. Habrá quién me dirá que la piel tiene las vitaminas o que no hace falta... A mi no me gusta encontrarme la piel en la comida y ya que nos ponemos, vamos a hacerlo bien. Yo suelo rallar el tomate así me quito el problema de la piel y me queda trituradito. Otra idea es escaldarlos en agua hirviendo lo que nos permitirá pelarlos fácilmente y, al picarlos, quedará también bastante triturado. Y si no, pues una batidora o thermomix. Las cosa es dejarlo triturado.
Una vez que tenemos el tomate, hacemos un sofrito con la cebolla picadita, el pimiento picado, y el ajo picado. Le echamos además los granos de pimienta y la hoja de laurel.
Cuando este todo pochadito, le añadimos el tomate con los cominos. Esta especia le da al tomate un sabor realmente bueno... probadlo, pero antes aseguraos de tener pan para mojar, y ya me contáis.
Además, en este paso le echamos la sal o el cubito de caldo vegetal y una pizca de azúcar para contrarestar el ácido del tomate. Dejamos hervir a fuego medio unos 10 minutos.
Esta base de tomate, como dije al principio sale muy buena para este y para otro platos (huevos a la flamenca, pasta bolognesa, albóndigas...). Y, como sugerencia, os aconsejo añadir tomillo si la vamos a utilizar en carnes para mejorar el resultado o también, los preparados con sabor barbacoa que venden en supermercados, para la salsa bolognesa. Por otra parte, a mi me gusta así, pero si preferís que la salsa de tomate sea más uniforme podéis pasarla por un chino o batirla para evitar los trozos de cebolla o pimiento (sobre todo para los niños que suelen quejarse más).
Vamos con el atún, que es nuestro protagonista y lo tenemos olvidado. Para que esté sabroso por dentro y no tan "sequerón" antes de añadirlo a la salsa de tomate hay que pasarlo y sellarlo un poco por el fuego. Así que lo que hacemos es sacar el tomate de la sartén, echar un poco de aceite de oliva virgen extra, y añadimos el atún removiendo durante unos pocos segundos, lo suficiente para que el aspecto exterior del atún haya cambiado de color pero que no esté dorado. Cuando lo tengamos así, le añadimos el tomate, bajamos el fuego y lo dejamos hervir unos 10 minutos. El pescado tiene poca cocción, aunque el atún es de los que más tiempo requiere.
Ya me contaréis. Además, es un pescado que podemos comer sin miedo a las espinas y por lo tanto, podemos servir a los niños y con la seguridad que mojar en el tomate les va a encantar.
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