Me encanta esta receta. Me encanta el sabor del salmón y de la pasta. Y además me trae buenos recuerdos porque la cocina es un poco también la suma de las experiencias de una. Hoy os voy a contar la historia de esta receta que me resulta tan entrañable.
Hace más años de los que me gustaría, al finalizar mis estudios, conseguí una beca Erasmus y allí que me fui unos meses a estudiar al país vecino por el norte, vamos a Francia. Una experiencia brutal, siempre positiva, que recomiendo a todos los estudiantes.
Pues bien, en esos días se sucedieron millones de anécdotas que me han quedado grabadas para dar la brasa horas y horas, días y días, a mis futuros nietos y una de ellas, la que tiene que ver con esta receta, es la siguiente.
Una noche, unas chicas italianas nos invitaron a cenar a dos chicas finlandesas, una chica austriaca y a mi. Para lucirse llamaron a la "mamma" de una de ellas y nos prepararon unos manjares exquisitos según sus recetas. Entre ellas, una pasta con salmón como no he probado yo otra…
Una noche, unas chicas italianas nos invitaron a cenar a dos chicas finlandesas, una chica austriaca y a mi. Para lucirse llamaron a la "mamma" de una de ellas y nos prepararon unos manjares exquisitos según sus recetas. Entre ellas, una pasta con salmón como no he probado yo otra…
Salí de aquella casa con la firme propuesta de conseguir aquella receta que, no se porqué, no le pedí en el momento. Pues después de algunas pruebas, de varios procesos de ensayo y error, llegué a esta que os cuento ahora, con un sabor muy muy parecido al que probé aquella noche. A ver que os parece a vosotros… Para mi, después de todos los años que han pasado, sigue siendo mi favorita.
La otra anécdota divertida de aquella noche, la protagonizó la "mojama". Mi padre me envió algunas cosillas que necesitaba mediante una agencia de transporte, y aprovechó para mandarme también algunas conservas y productos típicos de la tierra que pudiera añorar, entre ellos un trozo de mojama de "la buena", es decir, esa que se deshace en la boca, que no está sequerona ni dura… Estaba espectacular. Pues por aquello de llevar un detalle a la cena, yo llevé un buen trozo de aquella mojama y resultó un éxito total. Mis compañeras jamás habían probado algo parecido y les encantó, me preguntaban cómo podían comprar aquello (tomen nota los fabricantes como oportunidad de negocio, jeje).
En fin, dejemos aparte las batallitas y vamos a la receta que es muy fácil, ya veréis. Los ingredientes que necesitamos son:
Lo primero que haremos es poner la pasta a hervir con una cucharadita de mantequilla, sal y una hoja de laurel. Con el paso del tiempo, he aprendido que la calidad de la pasta importa, es decir, es preferible pagar unos céntimos más y no quedarnos con esa pasta que se queda floja y termina siendo una masa blanda con poco sabor. No voy a dar marcas por no hacer publicidad, aunque tengo mis favoritas, pero lo mismo que en otros alimentos apenas se nota la diferencia entre una marca y otra, en la pasta sí es importante. Cocemos los tallarines, pues, hasta que queden al dente.
Mientras cortamos el salmón en tiras, y lo salteamos un minuto con una nuez de mantequilla, hasta que cambien su color.
Es el momento de añadir la nata y los quesos en lonchas y bajar a fuego medio removiendo hasta que los quesos se diluyan en la nata. Luego añadiremos un poco de nuez moscada y un poco de pimienta. Removemos y retiramos del fuego.
Añadimos a los tallarines, decoramos con las lascas de parmesano y ¡a comer!
Si queréis, a veces a la salsa le he añadido unas cucharadas de tomate frito que le dan sabor y color. Es un plato muy cremoso, con el toque suave de salmón… una delicia. Probadlo.
Enhorabuena!! Estos tallarines son muy buenos!!
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