Esta receta es todo un descubrimiento, de verdad. Un platazo. En casa, al menos, ha encantado y lo mejor es que, excepto que quizá es algo más caro de lo que suelo traer normalmente, tiene todo lo que nos gusta en el blog: muy fácil, exquisito, resultón y cocina de verdad, de mercado y producto, como esta de moda decir. Cocina de siempre que, con un poco de mimo, convierte los ingredientes con los que nos cruzamos todos los días en bocados exquisitos. Y lo del precio, pues por las gambas y el tipo de pescado, pero tampoco estamos en una de estas cosas inalcanzables… algo medio, vamos. No son lentejas (que están muy buenas, por cierto) pero tampoco percebes (que también lo están, para que vamos a engañarnos).
En fin, que este plato me ha emocionado y muy mal se tiene que poner la cosa para que no me luzca con él en el próximo evento o celebración que se ponga por delante… Y que se vaya preparando la familia para las Navidades, jeje. Que la corvina con gambas es para lucirse.
Pues os cuento que estaba yo en uno de esos supermercados en los que a partir de cierta hora bajan el precio a los productos perecederos del día (vamos, Mercadona). El pescadero empezó a hablar de la corvina, que la ponía a 6 euros y mi mente dijo, ummmm. Y la miré. Eran unos tres kilos de corvina así que me dije "no, eso es demasiado grande para nosotros".
El pescadero siguió y dijo, el que se la lleve entera se la pongo a 10 euros. Y mi mente empezó a pensar en como cocinarla, con gambas a la marinera seguro, pero tendré que hacer dos platos… miraré en mis libros de la la cocina de Huelva y marinera que allí hay algo seguro. E internet. Siempre Internet.
Y entonces fue cuando oí… ¿has visto la corvina? es un poco grande, pero… y ya no hubo vuelta atrás, jeje. Pa dos platos ha dado, y este el primero… y el que más nos ha gustado.
La receta que triunfó la encontré en internet, en el Canal Cocina, aunque la varié un poquito. Esta es la original: corvina con langostinos. Y así la hice yo.
Ingredientes:
Comenzamos pelando las gambas, reservando tanto las colas como las cáscaras y cabezas.
En un cazo al fuego, ponemos las cabezas y las cáscaras, con dos dientes de ajo, sal y pimienta. Lo sofreímos unos minutos hasta que cambien de color.
Es este momento, vertemos el vasito de brandy y flambeamos para reducir el alcohol durante unos 30 segundos. Dejamos reducir un minuto más al fuego y lo apagamos.
Aplastamos un poco el resultado con una cuchara de madera para extraer el jugo y colamos separando el caldito (que es lo que queremos) del resto, que desechamos. Esta reducción de gambas da muchísimo juego. Cuando la probé se me ocurrieron una cantidad de aplicaciones que no os extrañe que empecemos próximamente otro plato con el mismo procedimiento.
Volvemos al fuego y le añadimos a este caldo, las cucharadas de tomate, el caldo de pescado y sal si hiciera falta. Reducimos unos minutos, teniendo en cuenta que cinco minutos antes de retirar del fuego le añadiremos las gambas.
Pues queda pasar el pescado salpimentado por la plancha y, cuando esté listo regarlos con esta magnífica salsa de gambas que, como he dicho antes, ha sido todo un descubrimiento. Supongo que otro tipo de pescado (merluza, por ejemplo) admitiría también este caldo, es cuestión de ir probando según nuestros gustos.
Lo dicho, 100% recomendable.
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