domingo, 13 de octubre de 2013

El puchero de mamá

Bienvenidos sean los guisos de invierno

Hoy amaneció nublado. Sigue haciendo algo de calor pero las temperaturas se han suavizado y, después de un verano muy largo, el estómago está impaciente por recibir los guisos propios del invierno. Lo propongo en casa y todos estamos de acuerdo.

Que sensación esa de llegar a mediodía de trabajar o de estudiar y sentir en la calle o en el portal el olor propio del puchero. A una se le hace la boca agua y sabe lo que quiere almorzar... Cuando es de la casa propia de donde provienen esos aromas, uno encuentra, además de un almuerzo contundente, un poco la sensación de hogar. Es la comida de casa por excelencia, en plato hondo de loza, un pucherito calentito.

¿A quién no le apetece en un día árido de frío?

Y lo mejor, es que excepto quizás por el aporte extra de grasas, en el puchero todo son ventajas. No es demasiado caro, es muy fácil de hacer y además nos da para cenar y para almorzar en dos o más ocasiones. Yo suelo hacer para dos días. No me gusta congelar la comida, maniática que es una, así que en la misma semana lo pongo dos días no consecutivos. Además, una noche cenamos sopita con caldito de puchero que a la peque le encanta. Y a veces croquetas, montaditos de pringá o en revuelto... Lo dicho, casero de toda la vida pero versátil como el que más. 

Otra de las peculiaridades del puchero es que en cada casa se hace de una forma distinta. Es como el gazpacho, o las migas... Cada pueblo, cada ciudad, cada persona lo adapta a sus posibilidades, disponibilidades o gustos. Este es el que hacía mi madre y el que hago yo ahora.

¿Qué incluimos en la lista de la compra?


  • Medio cuarto trasero de pollo.
  • Un trozo, alrededor de medio kilo, de jarrete o de aguja de ternera.
  • Un trozo de hueso de jamón sin salar y con bastante carne.
  • Un trozo de papada de cerdo. Yo lo prefiero a otro tipo de tocino porque suele ser bastante "veteado" y la carne que contiene es muy jugosa, aunque claro, muy grasa.
  • Garbanzos (puestos en remojo el día anterior).
  • 1 cebolla o un puerro.
  • Un pimiento.
  • Un tomate.
  • Una patata grande o dos pequeñas.
  • Dos o tres zanahorias (nos encantan, sobre todo a la peque y ella manda, jeje).
  • Fideos o arroz.
  • Hierbabuena.
  • Sal.
Alomejor echáis de menos el tocino salado o el espinazo que son bastante usuales para estas ollas, pero ya digo que cada cual adapta el puchero a sus gustos y en casa lo hacemos así.

Manos a la obra.

Yo lo hago en la olla exprés, que ahorra bastante tiempo  y la comida no pierde sus propiedades. De todas formas, si no tenemos prisa, sale exquisito haciéndolo poco a poco a fuego medio.


Lo primero los garbanzos. Los tenemos remojados del día anterior, así que los lavamos bien y los echamos en la olla con bastante agua. Hay que tener en cuenta que luego sacaremos caldo para la sopa así que yo no me corto y la lleno hasta arriba.
Junto a los garbanzos, echamos toda la carne - la ternera, el pollo, el jamón y el tocino de papada - y esperamos a que hierva.

Es importante acordarse de espumar antes de cerrar la olla express

Cuando empieza a hervir, el guiso crea una espuma en la capa superior del agua que dará mal sabor y mal aspecto al plato. Toca espumar. La quitamos con la espumadera y cerramos la olla. 
El tiempo de cocción depende de la olla y de los garbanzos. La mía es olla rápida, pero lo pongo en la posición uno ya que, a veces, la posición dos, aunque es más rápida, desmenuza los garbanzos en lugar de cocerlos. El tiempo que yo los dejo es 45 minutos y si cuando abro, los garbanzos están aún muy duros, los dejo un rato más.

Pues bien, ya tenemos los garbanzos prácticamente cocidos. Ya empieza a oler toda la casa. Es la hora de darle sabor con las verduras. Antes de eso, yo saco el pollo. Ya ha dejado todo su jugo en el caldo y manteniéndolo dentro sólo conseguiríamos que se deshiciese ya que tiene menos cocción que el resto de los ingredientes que hasta ahora hemos usado. 

Incorporamos una cebolla o un puerro (a elegir), las tres zanahorias a las que hemos raspado la piel, las patatas peladas (las patatas espesarán y blanquearán el caldo), un tomate en dos trozos grandes y un pimiento también cortado en dos o tres trozos grandes. En eso, soy también un poco "tiquismiquis" y no me gusta encontrar la verdura en el plato. Si los trozos son grandes resulta fácil quitarlos. Cierro la olla y dejo media hora más.

Hasta ahora no hemos sazonado el guiso y no ha sido por error. La pringá contiene ingredientes que ya dan sabor al caldo e incorporar más sal desde el principio sería un error. Cuando hemos terminado de cocer las verduras ya tenemos el pucherito listo, pero aún no nos lo podemos comer.

Yo normalmente lo hago la tarde anterior al día en que lo almorzaré. Sea así o si lo comemos en el momento, sacamos de la olla la cantidad que vayamos a consumir y la carne. Y en otra olla, hervimos y le incorporamos los fideos o el arroz, sazonamos y le echamos una o dos ramitas de hierbabuena que le da el sabor definitivo a puchero de casa.

Con fideos o con arroz y de segundo la carne del puchero

Con el caldo que hemos reservado para sopa podemos hacer cenas o primeros deliciosos. Para ello, sazonaremos el caldo y podemos, por ejemplo, echar fideos finos o, si lo preferimos, escalfarle un huevo, o también echar cuadraditos de jamón y trocitos de huevo duro. En todos los casos recomiendo darle el toque con hierbabuena fresca.

Sopa de fideos con caldito de puchero para cenar

La pringá o carne que sobre de la comida la podemos hacer también en croquetas, o desmenuzarla y hacer un revuelto, o desmenuzarla y crear "montaditos" de pringá, muy grasos, pero exquisitos y una vez al año nadie se entera.

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